03 junio 2006

Berlin, que nos gusta tanto como el primer dia


El pasado jueves 25 de Mayo, Daniel y yo nos fuimos a Berlín a "desestresarnos" un poco, pues el ritmo de Stuttgart es bastante ahogante en muchos sentidos y prefiero no entrar en detalles... Esta es la segunda vez que estoy en la capital alemana, la primera hace 4 años con mi Sapo, y me gusta tanto como siempre. Berlín te atrapa con su historia, su grandeza y su decadencia al tiempo, sus novedades contínuas y el pasado aún presente. Ya tenía ganas de volver a pisar una gran ciudad, volver a respirar polución, oír coches, ver cemento, grandes calles,... La caca de la vaca fue, cómo no, el tiempo. Mientras en Barcelona estabáis a 27 grados, yo me tuve que conformar con los 6 de aquí. Llevo medio año vistiendo la chaqueta de invierno y ya me está empezando a tocar las narices... Sin embargo, ello no fue un impedimento para pasármelo pipa...


Aquí con Martina, a la que abrazo agradecida al conducirme hasta una de las tiendas de Hello Kitty. Al lado, otra de las tiendas. Será por Kittys en Berlín, aunque he de decir que sólo me compré una libreta, unas pegatinas y unos palillos para comerme el arroz, pues con el contacto que he conseguido en Tokyo y que me pone a plena disposición las cositas de la Kitty más monas que he visto jamás a precios de risa, paso de la Kitty europea, ea ea ea...


Esta es la entrada a Rosenthaler Strasse, ubicada en el corazón de la antiguamente ocupada por los rusos Berlín (Berlin-Mitte). Un gigantesco pájaro metálico (en la foto, de perfil), que se mueve al echarle una moneda (sí, sí aquí, como en Barna, también pagas hasta por respirar) y un señor rana o lo que sea presiden la entrada a la calle. En ella descubrimos un tesoro, un edificio que escondía cosas maravillosas... Mirad, mirad...


Esta es la entrada al nº39 de Rosenthaler Strasse, con la presencia de nuestra querida Miss Van, que está hasta en la sopa. El interior del edificio, todo un mosaico de street art con el que nos volvimos locos de remate admirando y fotografiando cual japos ante la Sagrada Familia...


Aquí, algunas muestras, con London Police o Stefan Marx. Qué auténtico y bonito todo, eh? Viva la libertad de expresión!


En uno de los pisos, encontramos la pequeña expo de Takako Kimura. Takako es japonesa y hace cuadritos a partir de pegatinas kawaii, con un particular significado. Cada cuadro tiene los mismos elementos pero presentados de diferente modo y aspecto, y representan las distintas visiones del mismo mundo.


Takako también hace lo mismo llenando con cursiladas varias las típicas bandejas de comida que usan diariamente los japoneses para comer. La cotidianeidad en sus múltiples facetas. Muy remono, que me lo hubiese llevado todo, todo y todo!


En el mismo edificio se encontraba también la expo de RINZEN, un lujo para la vista y el corazón, pues aunque dibujen monstruos y calaveras, son tiernos como el pan Bimbo y te arrancan una sonrisa...


Aquí el míster y yo besando a un caballito de mar. Que porqué? Pues porque Daniel dice que soy como uno, no sé porqué será aunque sin duda, preferiría que se me comparase a una gacela, que es más estilosa, que no a un equino acuático que expulsa huevos por la trompa y que encima tiene cola de dudoso movimiento, juas juas juas...


Una de las muchas fachadas pintadas de Berlín. Hay que ver el meneo a lo Spiderman que se pegan estos berlineses con tal de customizarse la ciudad.


Y este ha sido un pequeño resumen de los 4 días en Berlín. Hice bastantes más cosas, pero tampoco es plan de meter todo el álbum familiar, así que cuando os vea os lo cuento todo. Aufviedersen!=^o^=

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